Autodefinides #22: María Cárdenas

Merce Tienda ha triat la dramaturga i fotògrafa María Cárdenas, cofundadora de la companyia de teatre La Teta Calva.

«Me llamo María Cárdenas, aunque fui Iaia Cárdenas durante mucho tiempo. Nací en 1970 en Necochea, una pequeña ciudad en la provincia de Buenos Aires. Una ciudad junto al mar, con lobos marinos y algún que otro pingüino extraviado en su viaje al sur. Una ciudad de ángulos rectos, donde las calles son números pares e impares. Una ciudad para no perderse. Nunca. Estuvieras donde estuvieras. Calle 2, 4, 6, 8…47, 49, 51. Al terminar el colegio secundario (instituto), me fui a estudiar a Buenos Aires, a perderme entre calles con nombres de próceres, escritores, países, ríos, ciudades… Así dejé de ver el mundo a través de una rejilla para abrirlo a grandes parques, enormes avenidas, túneles y puentes, hacia un mundo siempre diferente.

María Cárdenas

Estudié Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas para luego ir a parar a la Publicidad. Buenos Aires fue el trampolín hacia mis ganas de saber más, de ver más. Y a los 26 años me fui con mi hermano a Estados Unidos. Primero a Miami, ahí caemos todos, y luego a Fort Lauderdale y Nueva York. Dos años increíbles, llenos de historias dignas de cualquier sobremesa. Lavaplatos en un restaurante de Drag queens, levantar quiniela clandestina escondida en el almacén de una tienda en el Bronx, vivir en la casa de un pastor evangelista junto a su hija que se ganaba la vida trabajando como striper, trabajar en el piso 45 del Empire State como ¿¿¿Relaciones Públicas??? de los bus turísticos de N.Y. Fueron dos años maravillosos, pero mis ojos estaban puestos en Europa. Así que volví a coger mi mochila y subí al avión que me dejaría en la que hoy es mi ciudad, mi casa. Valencia. Para mí no hay sensación más poderosa que la de estar volando en un avión, con toda mi vida metida en una maleta, sin saber dónde aterrizaré, cómo será mi nuevo lugar, su gente, y qué haré a partir de ahora. AHORA. Mágica palabra que me ha acompañado siempre. Quién soy ahora. Qué hago ahora. Cómo vivo ahora. Cómo me siento ahora. Y llegué a Valencia y ahora fui estatua en la calle durante dos años. Y conocí a Xavo (Giménez) y ahora fui y soy feliz. Y obtuve los papeles y ahora fui creativa publicitaria. Y me enamoré de una cámara y ahora fui y soy fotógrafa teatral. Y me enamoré del teatro y ahora soy dramaturga, y tuve una niña hermosa y ahora soy madre y tuve cáncer de mama y ahora fui guerrera. Y escribí un blog, La teta calva, y ahora me sentí aliviada. Y formamos la compañía LA TETA CALVA y ahora encaramos cada trabajo con la filosofía del ahora o nunca. Y el cáncer volvió y ahora estoy sana. Y ahora escribo y sano. Ensayo y sano. Fotografío y sano. Leo un cuento y sano. Abrazo y sano».

¿Cómo fue adaptarte a otro país y estar tan lejos de tu familia?

Adaptarse a otro país nunca es fácil. Lleva tiempo y paciencia. Una vez pasada la adrenalina de lo nuevo, te das cuenta que tienes que hacer una rutina y que esa nueva rutina, y esto es lo más difícil, tiene que hacerte feliz. En Estados Unidos fue más fácil porque me movía más, cambiaba de ciudad, de casa, de trabajo. Entonces la adrenalina de lo nuevo era más constante. Al llegar a Valencia el proceso fue más lento, me costó bastante adaptarme ya que venía de la vorágine gringa y me encontraba aquí, con la idiosincrasia valenciana, con otros tiempos. Ahí es donde estar lejos de tu familia tiene más peso, echas de menos más cosas, tus amigos, tus costumbres. Tienes tiempo para darle a la cabeza y a veces te juega en contra. Por suerte tenía una razón de peso para quedarme aquí y darle tiempo a la vida para poner todo en su sitio.

¿En qué momento y por qué empezaste a escribir?

Siempre me gustó escribir. Trabajé mucho tiempo como creativa publicitaria o redactora y muchas mañanas desayunaba escribiendo algún relato corto. Cuando vi que Paco Zarzoso hacía un taller llamado “Teatro ebrio” no lo pensé. Se conjugaban dos aspectos que me interesaban mucho. El vino y la escritura. Y allí fui y ahí me embriagué de la pasión por el teatro de Paco y conocí dramaturgos y dramaturgas excelentes, con los que compartí vino y letras. Una experiencia muy enriquecedora. Luego vino el cáncer y escribí el blog La Teta Calva, y lo transformé luego en una obra teatral, pero quedó ahí, en un vómito terapéutico. Más tarde se transformaría en el nombre y la filosofía de nuestra compañía. Pasado un tiempo, vi a Paco en Ferreira, Asturias, y le conté que estaba escribiendo una obra basada en una historia que me habían contado en un viaje a México. Una historia de chamanes y extraterrestres. Y ahí nació “Adiós Todavía”, en medio de la naturaleza asturiana y bajo la supervisión de Paco. El título lo puso Cloe, mi hija, que gritaba «adiós todavíaaaa» sentada en el coche y sacando la manito por la ventanilla, saludando a ¿algún extraterrestre, tal vez? Presenté el texto al Premi d’Alcoi y a Iberescena y salieron las dos cosas, así que lo montamos en valenciano aquí, lo presentamos en Alcoy y nos fuimos luego a Argentina, a montarlo en Buenos Aires. Luego vino Creadores, con Matías Feldman y me explotó la cabeza, y algunas clases con Xavier Puchades…, y llegó Cabanyal Íntim, donde presenté la pieza corta “Síndrhomo”. La compañía empezó con buen pie con “Penev” y luego “Llopis” de Xavo Giménez. Escribimos juntos un infantil, “El oro de Jeremías” y luego presentamos “Les aventures de T. Sawyer” a la Escalante, producción que nos ha dado muchas satisfacciones. Con Síndrhomo, en su versión larga, he llegado a finalista en los Premios Max como Autora Revelación, cosa que me enorgullece enormemente, no sólo por mí, por hacerme un lugar tanto en mi compañía como en la escena valenciana, sino, por el hecho de dar más visibilidad a las autoras de esta comunidad, que somos muchas y con mucho que decir.

En octubre estrenaremos “¿Qué pasó con Michael Jackson?”, una coproducción con Las Naves, un texto de los dos que habla de hasta dónde estamos dispuestos a llegar por el éxito, y el año que viene pondremos en pie “Impala come tigre”, un texto de Xavo que montaremos en las Residencias de Espacio Inestable. También estoy preparando un texto nuevo, pero todavía es muy pronto. A ver qué sale. Así que sigo escribiendo, el teatro me ha atrapado.

¿Qué es lo que más te apasiona del teatro?

Me apasiona su gente. Sobre todas las cosas. He trabajado en muchos tipos de trabajos y nunca he sentido esa comunión, ese compromiso por parte de todo un equipo. ¡He tenido la suerte de trabajar con gente tan maravillosa! Desde actores, regidores, dramaturgos, técnicos, toda la gente se vuelca en los proyectos. Se nota el amor por lo que hacen, y el dolor también. Hay mucha injusticia hacia una profesión que se deja la piel en cada producción. Que se entrega en cuerpo y alma a cambio de muchas satisfacciones, sí, no lo dudo, pero también de mucha frustración e impotencia frente a un sistema que no nos valora. Falta apoyo de las instituciones, apoyo real, con un plan viable y consensuado. Necesitamos que nos escuchen, que conozcan la realidad y no nos metan dentro de criterios que nada tienen que ver con el día a día de esta profesión. Hay asociaciones que defienden a dramaturgos y dramaturgas, a empresas teatrales, a actrices y actores, que trabajan muy duro para hacer que las cosas funcionen mejor. Consenso, responsabilidad y coherencia. Parece que en esta maldita cultura del sacrificio, donde el padecimiento está mejor valorado que el amor por lo que haces, el trabajo que te hace feliz no debe ser bien remunerado.


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